En estos días DC pasa un programa donde un científico genetista afirma: “la humanidad siempre ha estado a un paso de la naturaleza y pronto estaremos en capacidad de liderar nuestra evolución”… Qué palabras tan perversas.
Si yo pudiera tener a todos los humanos en un mismo plano procuraría alinearlos de tal manera que con un disparo de cañón les volara la cabeza a todos al mejor estilo de Calígula. Como me regocijaría contemplando la esfera de hierro y la estela de sesos y sangre que iría dejando en su interminable recorrido, como un cometa carmesí directo a la gloria.
Pero aquí no hay que engañarse pensando que mi antipatía es sólo contra los humanos (el caso del ser humano es muy especial, por supuesto).
La molestia es con los mamíferos (Mammalia) en general.
Poco se ha dicho sobre los beneficios ecológicos de la clase mamífera porque simplemente hay poco que decir: además de servir en algunos casos como alimento de ciertas nobles especies, como las serpientes y los cocodrilos, el mamífero es totalmente prescindible en los sistemas ecológicos del planeta. El puesto de los mamíferos herbívoros bien podrían ocuparlo otras especies, y los mamíferos carnívoros generalmente tienen como presas a otros mamíferos. Si, señores y señoritas mamíferos: el mamífero está sobrevalorado. Nosotros sobramos.
La hembra en cambio no necesita excusas, ella contiene la clave de la especie. Tan grande es esta verdad que, de hecho, biológicamente, todos los machos no son sino hembras deformadas. Existen casos en los que ni siquiera el macho es necesario, como en algunos lagartos que se reproducen por partenogénesis, o el fenómeno del hermafroditismo en algunos moluscos o corales.
Pero en los mamíferos hay una inversión torcida de ese orden natural, pues la mayoría de las especies mamíferas han colocado la ignorancia, bravuconería y estupidez del macho por encima de la sutileza e inteligencia de la hembra.
Queridos hombres, nosotros no nos merecemos el mundo.
Porqué tendría que ser bonito y perfecto? Así sería aburrido como el paraíso cristiano.
ResponderEliminarPor otra parte, creo que los felinos apestan igual que la mierdita y se merecen su puesto en la gran fila.
Porqué tendría que ser bonito y perfecto como el paraíso cristiano? Abuuuuurrido, aunque es muy cierto de que son -o somos?- una gran plaga.
ResponderEliminarEn cuanto a los felinos, siento que merecen también su lujoso lugar en la fila.